Dos Genios en el Monasterio

«Cuando pinto no quiero explicar nada; no quiero imponer nada a quien contemple mis cuadros. La pintura debería quedar exenta de toda pretensión»  – Diego de Velázquez –

Tenía 26 años cuando llegó por primera vez. Desembarcó en el puerto de Alicante procedente de Roma y recibido por cuatro miembros de la Corte fue dirigido a Valladolid en un viaje de más de veinte días. No eran muchos los trabajos que debía acometer pero sí era grande la espectación que generaba. Estuvo apenas un año en España y pasado ese tiempo regresó a Italia,  a su mundo de artistas, diplomáticos, nobles y reyes. El flamenco tardaría en volver veintinco años.

Madrid. Año 1629.

El sobrio ujier del rey acompañado de tres miembros de la Guardia Real se dirige por los bajos fondos de Madrid en busca de su pródigo invitado extranjero para recibirlo con los honores que merece. La última vez que pisó suelo español el ujier Diego Velázquez tenía apenas cuatro años.  Sin embargo parece que el veterano flamenco ha dado esquinazo al protocolo real y ha preferido ver a su amigo Francisco para que lo ponga al día en «los asuntos de Estado» antes de clausurarse casi voluntariamente en el Monasterio de El Escorial. Finalmente  llegan al lupanar más famoso de Madrid y cuando el ujier abre la puerta principal encuentra allí borrachos y en compañía de prostitutas  a Francisco de Quevedo y a Peter Paul Rubens. Ambos se abrazan, brindan, beben, rien, besan a sus acompañantes, recitan a Ovidio en latín y hablan entre ellos en italiano. El ujier se presenta, hace a un lado a Quevedo y acompaña a su admirado invitado «Pedro Pablo» Rubens al Escorial.

Rubens tiene cincuenta y un años. Es un artista consagrado y admirado en toda Europa. Velázquez tiene veintinueve  y a pesar de su meteórica carrera primero en Sevilla y más tarde como pintor del rey aún sigue buscando un estilo que lo acerque a sus admirados Caravaggio, El Greco y cómo no, a su huesped de Flandes. En el Monasterio tendrán ocasión de estudiar las colecciones de los Hagsburgo y «entre sotanas y tumbas reales» pasan largas tardes hablando durante casi un año sobre el oficio de pintor, sobre dignificar su profesión, sobre religión, sobre política, sobre sus gustos artísticos. Velazquez es un hombre culto que domina temas como la Anatomía, la Geometría, la Filosofía y la Historia por lo que Rubens, artista y diplomático, encuentra en él a un conversador excepcional.

Rubens admira poderosamente a Tiziano y a los maestros italianos en general. «El color de los venecianos y la templanza de los toscanos». Velazquez siente verdadera vocación por El Greco y, a pesar conocerlo solo por grabados copiados, por Caravaggio. No se pondrán demasiado de acuerdo.

Diego, me recuerda usted mucho a mí cuando tenía su edad, así que debe dejar que le de un consejo. Salga de aquí,abandone su pinta de mortaja y esta Castilla lúgubre. Viaje a Italia, conozca y copie las obras de Tintoretto, de Veronés y por su puesto del más grande de los venecianos: Tiziano. Yo crecí copiando a los Maestros y sobre ellos pude sumar. Sé que es usted el mayor Artista de su país, yo veo en usted el talento de un creador… pero aquí se pinta como en Italia hace veinte años. Y usted es siempre tan comedido, tan callado, tan oberservador ¿dónde están sus sentimientos? ¿dónde está la vida y los sentimientos en su pintura? Usted los tiene adentro Diego, solo debe saber hacerlos aflorar. Por favor no se ofenda, le hablo como pintor y amigo…

– ...y maestro.

Diego de Velázquez, que durante su primera época perseguía una pintura naturalista que pretendía plasmar la realidad, debe en parte a Rubens su evolución personal como artista. Fue a Italia gracias a él y allí aprendió a pintar el aire, a oxigenar el espacio entre las figuras, a trazar la luz y a convertirse en uno de los más grandes pintores de la Historia.

Rubens. Autoretrato

Velázquez. Autoretrato

A Rubens le parecían artistas sobrevalorados El Greco y, apesar de su incuestionable genialidad, Caravaggio. Velázquez por su parte no sentía nada con las obras de Rafael.

Como para sentenciar en el mundo del Arte…

2 pensamientos en “Dos Genios en el Monasterio

  1. Miklas Pinini dice:

    A ver si actualizamos con más asiduidad, que cada post de estos es una joya.

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